Primer Triatlón del
2013.
A un mes del Medio
Ironman de Peñíscola decidí apuntarme a un Triatlón más
“asequible” para quitarme sobre todo el gusanillo de nadar.
Debido a la temperatura
del agua del embalse, 16º se iba a permitir el uso de neopreno así
que sería también el estreno de mi TriEvent de Speedo.
Poniéndome el neopreno
Las distancias 750
metros de nado, 21 km,s a un recorrido de 2 vueltas de BTT y para
finalizar 5 kilómetros de carrera a pie.
Vamos a repasar los
sectores.
Natación: A
tenor de los tiempos, posiblemente entre 600 y 700 metros ya que salí
del agua en 12´30´´, tras una de las nataciones más limpias que
he vivido en mi corta experiencia como triatleta amateur.
Sólo tuve un poco de
“follón” al principio cuando gente probablemente más rápida
que yo braceaba sobre mis piernas y me hundían ligeramente, por lo
demás desde la mitad del primer “largo” hasta el final nadé en
solitario, encontrándome con nadadores sólo en las dos boyas, luego
cada uno elegía su camino y sin problemas hasta el final.
Llegué a la T1
con la sensación de estar clasificado entre los 50 primeros por la
cantidad de bicicletas que quedaban en la zona de transición. Me lo
tomé con bastante calma consciente o mejor dicho semi-consciente de
lo que quedaba de prueba.
BTT: 21
kilómetros y casi 1000 metros de desnivel acumulado.
Salí del embalse con
unos cuantos competidores para afrontar la primera senda a unos 500
metros del mismo, después, siempre picando para arriba, pista
forestal y tras ésta, una pista ancha que permitía el
adelantamiento pero que exigía de plato pequeño en todo momento y
de saber elegir los puntos de tracción en todo momento debido a la
cantidad de piedra suelta.
Disfruté mucho en este
tramo de subida durante la primera vuelta porque transcurridos 7,5
kilómetros había adelantado a un sin fin de ciclistas, me notaba
fuerte, me llegaron a cantar que iba en vigesimo-primera posición, y
eso que tuve que echar pie a tierra en dos ocasiones por falta de
tracción y en una de ellas no sólo el pie toco suelo.
Tras este primer tramo
ascendente vinieron 500 metros llanos, y comenzó el verdadero
“infierno” para mí, una senda trialera de 2 km,s contínuos de
bajada, apta para los bikers más técnicos.
Combinaba pedregal a
mitad de ladera en algún tramo, con senda entre pinos, en alguno de
estos pinos algo de piel me dejé.
Miré el cuenta
kilómetros tras la primera vuelta y habían transcurrido nada menos
que 48 minutos. Calculen la media.
Tras finalizar la
primera vuelta comenzaba otra vez mi terreno, ahora tocaba intentar
alcanzar a los que me habían adelantado bajando y posteriormente en
la senda a intentar no descalabrarme.
Lo selectivo de este
sector ciclista hizo que prácticamente mantuviéramos las posiciones
de la primera vuelta, llegué a la T2 el 23º
Carrera: 5km,s y
350 metros de desnivel acumulado casi todo ascendente.
En mi terreno conseguí
adelantar 6 puestos entrando en meta el 17º de los 81 que terminaron
la prueba, con un tiempo de 2h 09´43´´ y consiguiendo el 2º mejor
parcial.
Fue un triatlón cross
que hizo honor a su modalidad, “cross” pero que evidenció una
falta de equilibrio entre los tres sectores, sólo hay que ver el
tiempo dedicado por cualquier participante a cada una de las tres
disciplinas. La clasificación del sector ciclista reflejaba la
clasificación general de la prueba en los siete primeros puestos.
Quizá sólo una vuelta
al sector ciclista, hubiera dejado más abierta la lucha final y se
hubiera logrado ese equilibrio al que hacía referencia en el párrafo
anterior entre nadadores, bikers y corredores que tanta salsa le da a
nivel amateur a este deporte.
Proxima cita: Barrio de
las Fuentes (Zaragoza), Duatlon de las Riberas del Ebro
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